Lviv, situada en el oeste de Ucrania, es una ciudad vibrante de raíces centroeuropeas. Su centro histórico está salpicado de plazas barrocas y cafeterías llenas de vida. La mezcla de culturas y su legado austrohúngaro se perciben en la arquitectura y la oferta gastronómica. Lviv combina modernidad y tradición, siendo además uno de los grandes centros artísticos y literarios de la región. Sus festivales y ambiente universitario aportan energía y dinamismo durante todo el año.
Matera, en la región de Basilicata, es famosa por sus antiguos “sassi”: viviendas excavadas en roca que conforman un paisaje único en el mundo. Pasear por sus callejones laberínticos es descubrir siglos de historia y formas de vida ancestrales. Hoy en día, Matera es también un importante polo cultural, con museos, exposiciones y eventos que revitalizan su casco histórico. La noche, iluminada por miles de luces, muestra su faceta más mágica.
Tartu, segunda ciudad de Estonia, es conocida por su ambiente estudiantil y su animada vida intelectual. Su centro combina edificios históricos con modernas instalaciones universitarias. Cafés, librerías y museos son el alma de una ciudad que rebosa creatividad. Tartu sorprende además por su tranquilidad y los espacios verdes que la rodean, haciendo de ella el destino perfecto para quienes disfrutan de la cultura y la naturaleza al mismo tiempo.